Latidos
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis, anduve sin ropa y me vestisteis, caí enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verme. Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicisteis. (Mt 25, 35-36.40)
La vida la vamos viviendo entre todos y Dios la llena con su presencia. La vida sencilla, pero vivida con profundidad se convierte en Palabra de Dios encarnada, Reino de Dios que crece.
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